Deshumidificación, factor clave de calidad para plásticos  

En la producción de plásticos, la humedad se comporta como una variable crítica. Cuando los materiales no están adecuadamente secos, el procesamiento térmico genera defectos estructurales, pérdida de propiedades mecánicas y contaminación visual en las piezas moldeadas o extruidas.  

Es bien sabido que las resinas higroscópicas —como PET, ABS, PA y PC— absorben humedad del ambiente. Este contenido de agua, aunque invisible, se vuelve altamente reactivo cuando los materiales son calentados a temperaturas de fusión, generando hidrólisis y comprometiendo la integridad del polímero. 

Para evitar estos efectos, las plantas deben implementar procedimientos estrictos de secado. El método más extendido es el secado por adsorción, mediante aire caliente y seco impulsado en tolvas, con control de caudal, temperatura y tiempo. Algunos equipos permiten mantener puntos de rocío inferiores a -40 °C, condición indispensable para alcanzar los niveles de humedad recomendados por los fabricantes de resina. En procesos de extrusión continua, se integran unidades de secado en línea, capaces de monitorear en tiempo real el contenido de humedad antes de que el material entre al cabezal. 

Además del secado previo, en muchas líneas de producción se requiere controlar la humedad ambiental. En climas tropicales o en plantas con circulación de aire exterior, la humedad relativa puede superar 60 %. En estos casos, los deshumidificadores de rotor desecante permiten regular las condiciones ambientales en áreas críticas como zonas de moldeo, almacenamiento de pellets o cámaras limpias. 

El monitoreo de la humedad no solo es preventivo, sino también correctivo. Se utilizan sensores capacitivos y analizadores de pérdida por secado (loss-on-drying) para evaluar el contenido de agua residual en las resinas. Los sistemas más avanzados integran estas mediciones a un sistema de control automatizado, capaz de ajustar parámetros térmicos o activar alarmas si se detectan desviaciones. 

Metrología y prevención 

Para garantizar trazabilidad y cumplimiento de especificaciones, la metrología aplicada a humedad debe estar integrada en los sistemas de aseguramiento de calidad. Los laboratorios internos, ya sea en línea o por muestreo, emplean analizadores termogravimétricos, espectroscopía infrarroja y sensores dieléctricos calibrados con patrones de referencia. Estas mediciones no se limitan a la resina en crudo: también se aplican a productos terminados o semiacabados para verificar el cumplimiento de tolerancias dimensionales y resistencia mecánica. 

En las áreas de almacenamiento, se emplean registradores de humedad y temperatura con capacidad de comunicación inalámbrica. Esta instrumentación permite observar tendencias, anticipar desviaciones y documentar las condiciones en que fue conservado el material. En industrias con trazabilidad obligatoria, como la médica o alimentaria, esta evidencia se integra en el sistema de gestión de calidad. 

La capacitación del personal técnico es otro componente clave. El conocimiento sobre la relación entre humedad, temperatura, tiempo de residencia y degradación del polímero no puede estar restringido al nivel ingenieril. Operadores y encargados de planta deben conocer los rangos permitidos, los modos de falla y las acciones correctivas asociadas. 

En el terreno del diseño, la innovación en equipos también ha tenido impacto. Las nuevas generaciones de secadores cuentan con sistemas modulares, integración a redes industriales, control remoto y recuperación de calor. Esto no solo mejora el control de humedad, sino también la eficiencia energética general de la planta. 

Cambio constante 

La humedad no es una variable estática. Cambia a lo largo del día, entre estaciones y en función del clima regional. Por eso, las soluciones tecnológicas deben ser dinámicas. No basta con instalar equipos de secado o deshumidificación; es necesario instrumentar una estrategia de monitoreo, control y mantenimiento que responda a la variabilidad real del entorno. Esto implica establecer rutinas de calibración, mantenimiento preventivo y análisis de datos históricos para detectar patrones y ajustar los parámetros operativos. 

El uso de plataformas de supervisión remota y análisis predictivo ya permite anticipar riesgos asociados a picos de humedad o fallas en los equipos de secado. La digitalización, en este contexto, se convierte en un recurso para reducir mermas, evitar reprocesos y mejorar la calidad del producto final. 

El control de la humedad no es un tema auxiliar, sobre todo en industrias donde se vive un entorno competitivo y regulado. La humedad es un pilar técnico que condiciona la eficiencia del proceso, la estabilidad del producto y la rentabilidad del negocio. Es por ello que el control minucioso no es una opción; sino parte del estándar operativo.