El reto de sostenibilidad de los plásticos multicapa 

El reciclaje de plásticos multicapa enfrenta uno de los dilemas más complejos en la transición hacia una economía circular: cómo recuperar materiales diseñados precisamente para no separarse.  

Estos productos, habituales en envases alimentarios, farmacéuticos y cosméticos, combinan capas de polímeros incompatibles entre sí, a menudo reforzados con aluminio u otros materiales. Esta estructura garantiza propiedades de barrera, resistencia mecánica y conservación, pero al mismo tiempo hace inviable su tratamiento por los métodos tradicionales de reciclaje mecánico. 

La composición de estos plásticos incluye polietileno, polipropileno, poliamidas, EVOH y PET, entre otros. Cada uno responde a funciones distintas en el producto final. El resultado es un material funcionalmente superior, pero con una post-vida comprometida. La imposibilidad de separar las capas en etapas industriales convencionales genera una pérdida estructural de valor, con la mayor parte de estos residuos destinados a incineración o relleno sanitario. 

Los retos materiales no terminan ahí. Durante el reciclaje, las diferencias térmicas y químicas entre polímeros generan defectos en la calidad del producto reciclado. A esto se suma la dificultad para asegurar trazabilidad, pureza y clasificación eficiente de residuos multicapa en plantas de recuperación. 

Arquitecturas divididas 

Frente a este panorama, en la industria se han comenzado a explorar caminos basados en nuevas tecnologías de frontera. Por un lado, el reciclaje químico permite descomponer polímeros complejos en sus monómeros originales, posibilitando su reutilización. Esta alternativa es viable para ciertos materiales, pero requiere altas temperaturas, reactivos específicos y grandes consumos energéticos, lo que aún limita su escalabilidad. 

Por otro lado, tecnologías de deslaminado mecánico permiten separar las capas mediante microperforación, cavitación por ultrasonido o surfactantes especiales. Esta técnica aún no se implementa de forma masiva, pero representa una opción para plantas de reciclaje que buscan valor agregado en sus flujos de residuos postindustriales. 

La maquinaria también juega un papel central. Existen periféricos especializados para la clasificación óptica de materiales multicapa, equipados con cámaras hiperespectrales que identifican los distintos polímeros en fracciones de segundo. Esta visión artificial se conecta con líneas de separación automatizadas, cuyo funcionamiento depende cada vez más de arquitecturas IT/OT integradas. 

La convergencia entre tecnologías de operación (OT) y tecnologías de información (IT) permite optimizar procesos en tiempo real, desde el ajuste de parámetros en extrusoras de reciclado hasta la gestión predictiva de mantenimiento. Esta integración también facilita la trazabilidad digital de los residuos procesados, lo que se vuelve relevante ante marcos regulatorios más exigentes en materia ambiental. 

En el futuro, se espera que sean sistemas ciberfísicos permitan conectar sensores instalados en maquinaria de separación, trituración, extrusión y peletizado, con plataformas de análisis de datos que evalúen eficiencia, consumo energético y pureza del producto reciclado. Estas herramientas no solo elevan el control de calidad, sino que también generan indicadores útiles para cumplir con normativas ambientales. 

Diseños imposibles 

El problema de fondo, sin embargo, se remonta al diseño. Muchos productos multicapa están concebidos sin considerar su reciclabilidad. Cambiar esta lógica implica introducir principios de ecodiseño en la fase inicial del desarrollo industrial. Esto significa seleccionar materiales compatibles, eliminar barreras técnicas a la separación y reducir el uso de adhesivos o elementos no poliméricos cuando no son imprescindibles. 

La oportunidad se abre no sólo para los recicladores, sino para los fabricantes de maquinaria, proveedores de automatización y desarrolladores de software industrial. Cada avance en monitoreo, control, predicción o clasificación aporta a un ecosistema que busca mantener materiales en uso el mayor tiempo posible. 

No se trata únicamente de resolver el fin de vida del producto. La adopción de plataformas digitales, la sensorización de equipos y el uso de sistemas de visión en tiempo real para análisis de composición representan inversiones estratégicas que pueden integrarse desde la fase de manufactura. 

La automatización avanzada y la conectividad entre máquinas permiten rediseñar flujos de producción que se adaptan no solo a eficiencia productiva, sino también a la circularidad de materiales. En este nuevo modelo, cada capa del producto debe poder integrarse con cada capa del proceso. 

Pensar en el reciclaje de plásticos multicapa no es solo abordar un residuo. Es repensar una arquitectura industrial basada en capas: de materiales, de procesos, de decisiones. La transición hacia una producción sostenible exige la integración de capacidades técnicas, digitales y de diseño que no operen en silos, sino como parte de un sistema. En este escenario, la frontera entre el producto y su reciclaje se difumina. Y con ella, también la línea entre fabricar y recuperar, entre innovar y responsabilizarse. La tecnología ya existe; todo es cuestión de tiempo e inversión. El reto es sincronizarla con una visión más amplia de le producción en sí misma.